El primer fin de semana de marzo, la parroquia de La Santísima Trinidad de Castellón celebró el IV Retiro de Effetá, dirigido a jóvenes de entre 18 y 30 años.

Durante 48 horas de intensa vivencia espiritual, 70 participantes han profundizado en el pasaje del Evangelio de San Marcos (7, 31-37), en el que Jesús sana a un sordomudo pronunciando la palabra
«Effetá», que significa «Ábrete». Esta referencia evangélica ha servido de guía para que los asistentes abrieran su corazón a la experiencia del amor de Dios y al encuentro personal con Cristo.

El retiro, concebido como una herramienta de Primer Anuncio, ha supuesto un momento de transformación para muchos jóvenes, quienes han experimentado un auténtico «antes y después» en su
vida de fe. Acompañados espiritualmente por el párroco Rafael Manzaneque y respaldados por un equipo de 71 servidores, los participantes han vivido un fin de semana centrado en la entrega, el amor y el servicio.

Aunque lo que sucede dentro del retiro permanece en el corazón de quienes lo viven, la emoción y la renovación espiritual se hicieron palpables en la eucaristía de clausura, celebrada ante familiares y amigos. Durante la ceremonia, dos jóvenes compartieron su testimonio, resaltando cómo han sentido la
presencia de Dios a través del acompañamiento y la fraternidad vivida en estos días.

Laura Basiero y Patricia Martínez, coordinadoras del retiro, quisieron subrayar que Effetá no pertenece a ningún movimiento eclesial en particular, sino que es un apostolado parroquial abierto a todos los jóvenes que deseen participar. «Trabajamos para la Iglesia en plena comunión con nuestro Obispo, y todo el que así lo quiera es bien recibido», destacaron, animando a todos aquellos que buscan fortalecer su relación con Cristo a sumarse a futuras ediciones de este retiro. El próximo retiro está previsto que se celebre del 26 al 28 de septiembre en el seminario Mater Dei.

Esta semana os dejamos el breve testimonio de Ángela Guillamón, una de las jóvenes que vivió este retiro por primera vez:
“Estos días en EFFETÁ han sido un verdadero regalo del cielo, una experiencia que ha superado todas mis expectativas. He vivido momentos de amor profundo, tanto el de mis compañeros, como el amor incondicional de Dios, que se ha manifestado de maneras tan inesperadas como hermosas. Él, una vez más, me recuerda que debo confiar, que con Él a mi lado, no hay obstáculo que no podamos superar.

Me ha llenado de esperanza y fuerza, y me ha mostrado que cada paso en este camino tiene un propósito. Os animo a todos a vivir esta experiencia, a abrir el corazón y a dejarse guiar por Él, porque esta no es una casualidad. Dios te está llamando, te está invitando a caminar a su lado y a descubrir un amor que transforma y da paz”