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Don José Luis reposa ya en el seno de Dios.

El domingo 13 de julio, el reverendo D. José Luis García Suller entregó su alma al Padre, a los 85 años de edad.

La misa exequial ha sido presidida por el señor Obispo Don Casimiro, con la presencia de cerca de cincuenta sacerdotes y nuestro Párroco Don Rafael Rodriguez-Manzaneque en nuestra Parroquia de la Santísima Trinidad, donde por más de 30 años entregó su servicio como párroco.

La población de Costur le vio nacer el 18 de febrero de 1940. Con tan solo 14 años, ingresó al Seminario de Tortosa y en 1966, durante el mes de María nuestra Madre del cielo, recibió la ordenación sacerdotal en la Concatedral de Santa María.

Toda una vida de entrega al ministerio sacerdotal como párroco en Nules, Segorbe, Vall d’Uixó, entre otras. Sin embargo, su paso por la Santísima Trinidad supuso un antes y un después, ya que propició una apertura y acogida magnífica a diferentes grupos pastorales y en general, a todos aquellos que se acercaban en busca de Dios.

Su desempeño no se limitó a la parroquia; también ejerció como Coordinador Diocesano del Camino Neocatecumenal, Director Espiritual del Seminario Mater Dei, Canónigo del Cabildo de la Concatedral de Castellón y Consiliario Diocesano para Movimientos y Asociaciones de Espiritualidad.

Don José Luis reposa ya en el seno de Dios.

Nuestro queridísimo don José Luis nos mostró el rostro del Señor en su humildad, renuncia, entrega, servicio incansable. Gracias a Dios por su vida y su enorme corazón.

«Los ungirás, como ungiste a su padre, para que ejerzan mi sacerdocio. «Así se hará para que su unción les confiera un sacerdocio sempiterno de generación en generación». Éxodo 40:15

Sus últimos años los vivió en la Residencia Hogar Virgen de Lidón de Castellón. Pero sus frutos, su paso por nuestras vidas y su entrega absoluta estarán presentes en el corazón de todos los feligreses, grupos, comunidades, pastorales y ministerios de la Santísima Trinidad; su verdadero hogar en la tierra. Ahora, el Señor lo acoge en su santo seno, que será su eterna morada.

"Alegrémonos, tenemos un intercesor en el cielo. Así que... ¡Adelante y arriba, pequeña caravana de hombres nuevos, sembradores de amor!"